lunes, 17 de mayo de 2010

Feliz cumpleaños…

Ella (17 de mayo, 2008) Mi mejor amiga me llamó por teléfono la primera vez que la besaron. También hizo algo fantástico cuando mis padres se separaron: se quedó callada. Si había algo que molestaba en aquella época eran las palabras. No había energía para digerirlas. Cuando conoció al estudiante de medicina le dije, a modo de premonición: “con este te vas a casar”. Ella me miró con incredulidad. Cuando supe que estaban saliendo la llame por teléfono y cuando atendió le puse la marcha nupcial a todo volumen. Se casaron nomás. Uno tiene cierta percepción extra con la gente a la que quiere mucho. Con mi mejor amiga tuvimos que enfrentar una realidad terrible para cualquier tipo de relación: asumir que no podíamos vivir juntas. Nos llevábamos mal. Creo que si hubiésemos seguido viviendo juntas la relación no habría sobrevivido. Nos separamos. Dolió bastante porque ella era mi única familia en el campus universitario. Aún así valió la pena. Seguimos amigas. Y tal vez de viejitas hasta podamos vivir en departamentos vecinos. Ese mismo año me enamoré de un muchacho políticamente incorrecto. Ella fue la única persona que trató ese sentimiento con respeto. Ella siempre supo como lidiar con mi torpeza. Maduró antes que yo y esperó con paciencia a que la alcanzara. En muchos aspectos, todavía me sigue esperando. Yo soy una persona más equilibrada porque ella, en el momento justo, me cantó las cuarenta, sin anestesia. Ella hizo algo que ni siquiera mis padres consiguieron hacer: nunca perdió la fe en mí. La última vez que la visité todavía le dolía el cuerpo después de haber parido a su primogénito. Aun así caminó tres cuadras hasta el supermercado para comprar las tapas hojaldradas que me gustaban, y me hizo empanadas. Me emocionó profundamente sostener a su bebé en brazos por primera vez, porque yo todavía recuerdo, vívidamente, tener cuatro años y correr hasta su casa, con mi mamadera en la mano y el cabello sin peinar, para buscarla y salir a jugar. Ella tiene una característica esencial para ser una gran amiga: cuando esta cerca, tengo la sensación de que está todo bien, de que estoy en casa. Y si no está todo bien, ella compra un chocolate y, seguro, las cosas mejoran después de una charla. Escribo esto porque hace unos días me pidieron que mencionara a una mujer que admiro, y ella fue el primer nombre que me vino a la cabeza. Construyó la vida que quería tener y la construyó con sabiduría, sin lastimar a nadie. Yo todavía no se lo he dicho, pero ella es una de las personas que más admiro en el mundo.- Para Kiki.

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