martes, 5 de junio de 2012


Dios escribe derecho sobre líneas torcidas. Estas palabras no están dirigidas a quien tomaría las mismas decisiones si volviera a nacer.  
Estas palabras, surgidas de un dicho popular, están dirigidas a quien conoce el sabor del fracaso y quisiera borrar el pasado y recuperar la fe en el futuro. 
 La vida no siempre llega al puerto que soñábamos. A veces el fracaso nos alcanza sin ser llamado, otras veces, es la consecuencia de malas decisiones.  
Sin embargo Dios es un restaurador apasionado. No es un artista que destruye una obra con la que no esta conforme. 
 Él recibe una vida, la observa cuidadosamente y comienza a trabajar en la restauración de algo que parecía perdido. 
No es fácil permitir que Dios escriba derecho sobre líneas torcidas. Requiere nuestro reconocimiento del fracaso y del dolor.  


Pero es este reconocimiento el que le permite a Dios convertir nuestra vida en una obra de arte (abril, 2005)

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